Son tan solo cuatro letras sin saber lo que se espera
Ni el sonido al pronunciar, las vocales, una a una
Sin maestría, sin dulzura, sin cabeza
Son tan solo cuatro insulsas letras que preguntan
Por respuestas que no aciertan ni te enmiendan
Al saber que si no existen, no se mueve, no acelera
La corteza de la vida, ese instante en que tropieza
Y te endereza por la sal de las salidas
Son tan solo cuatro letras que te implican una química
Constante, abyecta, egoísta y a veces maltrecha
Que usurpa los músculos del pecho impidiendo
La franqueza del oxígeno que te llena cada arteria
Y te socaba entre los miedos del camino
Y los horizontes que conlleva.
Son tan solo cuatro letras que se escriben sin contarlas
Apena son susurros que los Becquer y Esproncedas
Me dormían con su aliento y me traían
Consigo y con auxilio las tintas de un hoja
En cinta con aires de grandeza.
Son tan solo cuatro letras de valientes, de cobardes
De inconscientes y arrogantes, de venenos
De serpientes que envilecen cuando hablan
Y pronuncian con descaro los golpes de un poseso
Las cicatrices avezadas y las sienes con morados
Son tan solo cuatro letras que se asustan
Que rebuscan y conservan la destreza, el abandono
La matriz de una vieja que conversa y te responde
Con preguntas, mariposas que se saben
Y a pesar de la misma frase ya no sabes
Si lo sabes porque sabes o si quieres que se sepa
Y no te atreves
Son tan solo cuatro letras que se fugan, que se alejan
Que despiertan y enarbolan unos versos más de antaño
Que escribieron grandes genios cuya pluma se replica
Con las dudas, con la inútil pantomima de la criba
De las praxis, y los hechos, las estupideces y los sueños
La mentira, las lágrimas sin calentura, el dolor
El vacío, la soledad y la única penuria que se elije
Con cuatro letras que acompañan y deciden
Las vidas propias y ajenas, las luchas y derrotas
Del sentido del olvido y su memoria
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