martes, 7 de julio de 2015

"Al tiempo en que los sueños, eran eso, solo sueños nada más"



Despertó la sombra una mañana
Sin reconocer su rostro en el espejo
Tocó su cara y  a tientas siguió los gestos
Que marcaba su tez oscura, profunda
Suspiró, el aire se escapaba sin aliento
La caverna infinita de sus ojos miraba
Sin mirar, buscando, excavando hasta atravesar
El cristal que le absorbía, no había nada
Nada había detrás.
Se mesaba los cabellos con desgana
El enredo, antaño largo y caótico
Como una cascada de alquitrán
Se agotaba, como las bobinas
Desgastadas y oxidadas
Apenas luchaba por salir a flote
Una cresta gallitera venida a menos
Los músculos se tensaban, no por fuerza
Más bien era el rancio devenir diario
Acostumbrado a sujetarse como vara
En unos huesos desvencijados
La costumbre, curiosa palabra
Que como adverbio se medita
Y se acicala junto al verbo
La acción de la costumbre
Servidumbre de un estado
Ante la falacia de las horas
De los días con los meses
De la vida que se pasa, y que se muere
Mantenía los pies en el suelo
Hasta los poros se calaban en la suela
Las arañas se escondían tras la esquina
Y al sonido del severo que rechina
Se apartaban del pasillo por donde andaba
Con fatiga llegó al final de la vivienda
Donde la alacena se unía con la fogata
Y allí, descompuso la sonata necesaria
Para llenar el gusto de un par de horas quemadas
Con furtiva ignorancia, echó un vistazo al balcón
Los caminos, las personas, los árboles, las casas
Se cruzaban, al principio parecía que la matemática
Guiaba cada palmo de la escena,
Poco a poco, la ciencia exacta se desvanecía
Y solo la ignorancia, persistía en la desgana
Del discurrir de aquel teatro
Demasiados versos compuestos
Se dijo para dentro, y claro
Como no iba a querer aprender su papel
La vida así, era más fácil,
La hormiga camina y camina sin sentido
Pero con una función más que organizada
Es mucho más sencillo
Tomó la puerta que daba a la calle
Y precipitándose por el ascensor
Calló con los ojos entreabiertos
A unas líneas de nazca sin corazón
Respiró el aire, más que aire aliento
De otras personas, que se mezclaban
Se contenía y se apartaban expulsando
Cada sueño atrapado en el portal
El peso de las nubes silenció
El sonido del soliloquio que asestaba
Cada cual con su papiro
Cada cual con su veleta
La manzana se podría y el olor
Le devoraba como los gusanos a la mierda
“Si esto es lo que nos venden como vida
Casi prefiero pedir un alquiler a la muerte”
Pero no se atrevía, el camino ya se veía
Ante sus piernas y las baldosas amarillas
Continuaban y continuaban hasta la meta
No le dejaban parar de andar
Ni siquiera oler las flores de la senda
Que ligereza es afirmar que no se puede
Mientras las hierbas se giran al pasar
Los anhelos son como las ratas
Imposibles de erradicar,
Como imposibles mequetrefes que se levantan
Una y otra vez
Vuelve a la niñez, a la inocencia interrumpida
Al tiempo en que los sueños
Eran eso, solo sueños nada más

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