Asmodeo se reinventa entre los sueños
Con los que en ocasiones me entretengo.
Sonríe, Despliega sus alas y entabla
La conversación que no quiero pero anhelo
Son las miradas que vaticinan los esperpentos
Que incluso sin saber más sintiéndolo en los huesos
Me susurra, me convence y me serena
Las plumas se despliegan en tornado
Y un Gabriel se me interpone
Me detiene, me sujeta y me desquita
Y allí, en un camino que bifurca entre una espada
De Damocles que marchita y una pared menguante
Que se quiebra.
La lucha de los dos metomentodos que racionan
Racionalizan las disputas coherentes sin diatribas
El beso de fuego que se mancha del rojo atardecer
Entre las tinieblas del usurpador del bajosuelo
Que sostiene la mirada, la fuerza, la cabeza
De un triciclo sin dominio, sin destreza,
Sin ruedines ni asideras que completen
Las razones de esta lucha entre marea
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