De lo incierto que
trae el viento
Al volver de tus
orillas, la veleta
Que me muestra el
tiempo
Que hacía que no veía
tu sonrisa
Del susurro que se
agita entre el olivo
El malabarismo, la
aceituna, su caída
Crepitar de los
sueños imposibles
De las manos
castigadas, la comida
Del hierro, ardiente
lanza que mira el cielo
Buscando sin manos la
salida
El alcance infinito
de la ayuda
El ayuno de los
vestigios de la vida
De la vera, el aloe
sin ansia, sin tierra
Sin el aire que me
llega, sin la fusta
La espoleta que me azuza
al caballo, al vaquero
Las decisiones del
labriego, los “me asusta”
Del ladrillo que se
enroca, que se mesa
Que se apila de a uno
a uno, entre las baldas
De una senda
enmascarada, segura de sí misma
Inquieta, mentirosa y
segura de nada
De los granos en la
pared olvidada
De las pavesas, del
rezumo que abarata las calores
De la crema de arehucas
que te atina
De los posos con un
hielo adormecido
De las pistas que me
dejo en el camino
De los versos, las
palabras, los conceptos
Los significantes y
significados sin prospecto
Las colinas donde
subo y en ocasiones
Donde incluso a veces
acierto
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