Hoy es uno de esos días en los que escribo por escribir
Ya no voy a buscar la rima, no la necesito, ni ella me
necesita a mi.
Tan solo escribiré frases cortas, al estilo que me gusta
Así como aquel que decía algo, y no parecía nada
Porque sobran demasiadas palabras, demasiados versos
Contrahechos de repuestos de unos cuantos que escribieron
Antes que yo, y lo hicieron, lo hacen y lo harán mucho mejor
Pero esto que aquí escribo no tiene que ver con el ego
Apenas merece la pena pasar por alto el narcisismo
engominado
Que deviene entre los “likes” que en ocasiones me sujetan
Y el olvido de unos versos que yo siento cada día.
Es lo mismo que cuando en vela, paso las noches tecleando
Y no sale nada, al menos, nada que merezca la pena, y aun
así
Para mí es lo mismo, pues al ser quien lo suscribo
Con dejar que algunas almas, se conmuevan y recuerden
Que pienso en ellas al tiempo que paseo por las letras
De este desgastado ordenador.
No preciso de mucho más en este instante, el sonido
De las chicharras andaluzas me acompañan y la tinta
Con la que mojo el papel antes que pase a limpio
Se sujeta en la terraza que me espera a la vuelta
De los días.
Y es qué es difícil sonreír continuamente, y sin embargo,
Los prefiero a querer desahogarme llorando como un alma en
pena
Que sujeta aquellos cirios de la iglesia entablando
conversaciones
Con un ente imaginario
O no, no lo sé, no concibo las palmadas en la espalda
De un ser que no se presenta aquí en mi puerta
Y me relata su aventura y su carisma, y sin embargo
Le tengo que buscar en el cielo, perdiendo de vista
A Castor, a Pólux y al sentido antropológico
Que me obliga a sonreír cuando se acierta con menestras
De creencias que dominan la razón.
Pero quién cojones soy yo para decir o deshacer
Cuando respeto y me entretengo en estudiar como aquel
Que busca una respuesta a una pregunta que nadie formuló
Pero que cojones tengo que decir sobre la verdad o la
mentira
Si yo mismo me miento cada día con las luces y las sombras
Que dominan cada estancia de mi cuerpo y con lo puesto
Me dormito entre los libros que acompañan a los genios
Cuando arrecian las palabras que termino.
Tan solo un verso suelto, una cuerda desafinada, ¿la oveja
negra?
No, más bien la desdentada, la que acuerda con la hoguera
que le ahuyenta
A toda fiera “y si refresca en la mañana, sea mi lana la que
encienda otra vez el fuego”
No hay comentarios:
Publicar un comentario