A la imperfección que me caracteriza
Le imploro que no crezca más de la cuenta
Que se amarre en los puertos donde rebotan
Las defensas de la proa y se resista
A devenir en lo que quiera que se piensa
Que debo ser
Que se mantenga a flote, pero sin gritos
Con “auxilios” comedidos y trifulcas
Sin notoria asiduidad, que no pervierta
Mis baremos aun sabiendo que sin ellos
Solo soy un cascarón sin corazón
Y la coraza de oxidado mineral
Que no pregunte los por qués,
Los razonamientos que me llevan a esconderlas
Que se aguarde, que no ceda, pero esté
A sotavento y en lo opuesto de una idea
Que se cruza una y otra vez
Como la mosca cojonera que se ríe
De las violentas sacudidas de una mano
Enrabietada y sin viveza
Que no analice y sea testigo
De cuanto embate me lacere
Las pupilas segregando cada lágrima descalza
Que bifurca mi mejilla cuando aguanto
Los ladrillos de los perros de la noche
Que me perdone, por las imperfecciones
Que cometo contra ella y me desgranan
Las heridas que me hace y que la hago
Sin saber que solo ella es la causa, la razón
Y la salida
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