Este virus que me seca las venas
Y enloquece todo mi sistema nervioso
Esta rabia acumulada que empatiza
Y no escatima en sacar lo peor de cada uno de nosotros
Este sin Dios desordenado y agresivo
Que recoge entre los puños, el ansia
Por romper el aire y desaloja
El corazón en un bolsillo y lo tapona
Lo cierra y lo desmiembra cortando el flujo
Y el reflujo de mis venas ya marchitas
Cansadas y agotadas por la avispa
Que transita por mi cuerpo
Este atisbo de locura que no sana
Y que encarama cada gota de mi sangre
Con la vida y con la muerte de quien quiera
Mantenerme entre costillas de una Eva
Que no quiere entretenerse
Este Hernández maloliente sin sobrantes
Con la pinza que le cuelga el albornoz
En un soponcio de los sueños que no tuve
Sin carmines ni mañanas que sostienen
Al consuelo de mis gatos que no juegan
Que se van con la mañana y siempre en vela
De un barrunto que me cure
Y luego veo cosas, veo montajes
Veo imágenes conjuntas que calman
Que me alegran y se esfuerzan por apaciguarme
Y me valoro, y me estremezco, y me marchito
Como un fuego, sin las ascuas, de un adentro
Y se entonan los cantares de una Gesta
De un señor que siempre a cuentas
Me arrebatan los caminos que no atrevo
Y me pauso… y me detengo…
Respiro y hasta sonrío y calmo ese impulso amargo
Que sujeta los latidos del bolsillo
Y ya me acuerdo….
De la envida, en ocasiones sana y sin malicia
Y otras tantas venenosas y lascivas que me arriman
Al destino que no entiendo y no comprendo
Y me establezco con un margen en negrita
Sin talones con baritas de los magos que cambiaron
El suceso sin quererlo y al contraste de la tinta
En el tintero que se cae, cada noche cuando escribo
Me deprimo sin conciencia y me relajo
Y hablo conmigo mismo y lo extraño
Es posible que no albergue alguna duda
Y sin embargo, son las imágenes que oprimo
Las que veo y me denuedo al contemplar
Solo una vez más, solo un ratito
Un suspiro en la distancia del quizás que no me llega
Que no creo que merezca y aún si agarro esa nostalgia
Y con las fuerzas que me quedan lo sujeto
En un hatillo de venganza que se cansa de estar triste
Y te suplica a pedir los restos del bolsillo y lo que guarda
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