Las verdes colinas quemadas
teniendo en cuenta los ladrillos
del alba que mientras miraba
destrozan algún castillo
Las fuerzas de antaño muertas
sin previo aviso y castigo
al ritmo de sol y de arena
confluyen en un resquicio
noches de miro y no miro
al tiempo que buscan miradas
sin compás, ni son, ni tino
puestos de traba la luna
con las manos enquistadas
y volantes de fortuna
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