lunes, 14 de septiembre de 2015

"Si las horas me comparten"



Si las horas me comparten con la taza
Que de alambres ha caído sin remedio
Sin castigo y con las flores de urticaria
Que te pican el ombligo.
Una mirada, altiva, soberbia,
La picazón del rostro humano cuando calla
Y quieres que los gritos que te ahogan
No se salgan como lágrima tardía
Por los ojos, por la sabia, por el tiempo
Que me pierdo cuando digo sin decir
Apenas nada.
Si encamino lo que digo y me rechazas
Los que atiento, las oscuras  mirando al cielo
Y me demuestro que el anhelo
Que me llenas y me matas
Todo al mismo tiempo y sin quererlo
Te relajo en un momento.
Las horas, la mundana soledad
Del que no sabe y sin embargo
Está tan convencido que se aprieta
Con la puerta y la golpea hasta
Que se cierra
Si los torpes gobernaran, las miradas contundentes
Del que busca el vellocino
O de un Sherlock medio loco
Que se atiende solo aquello que golpea
Entre la afrenta intelectual que le sucede
Y a veces piensa…
No retoma el que conversa la mirada
Que pasaba y le quería comprobar
La inteligencia, las patrañas.
El agudo sentimiento del barril encaramado
Y que le rueda, y rueda y rueda
Como trompo sin la cuerda que sujeta
Las cabilas y el carajo que el vigía
Mira al puerto.
Si me pides cuanto hago, y me deshago
Y no termino cuando hablamos de un remilgo
En una sola balaustrada sin motivo.
El desahogo….
El truhan sin señorío y el señor sin su caballo
Solo piensa… Cuanto pides, cuanto valgo
Cuanto merece la pena mis lamentos
Mis valores, mis tormentos.
Mis caricias de soslayo y el regalo que no tengo
Pues las manos más vacías solo cierran
Cuando cogen herramientas y trabajan.

"Que me queda"



Que me queda…
Que se deja atrás cuando la rabia
Que acompaña al infortunio, a la marisma
Que empantana entre el abismo en la caída
Y la nostalgia de los días venideros
Que estremecen sin quererlo
Entre los poros de una piel adormecida
Entre sonámbulos sollozos
Que me queda…
Que escatima el alma tras el paso
Del asombro por las muestras de cariño
Sin retorno que no cesan ni se esconden
Al abrigo de un capricho que no deja
De sentir que siempre es mío
Y sin coraza la cebolla se desgrana
Con la capas de unos lloros que no dejan
Ni dormir, el desperezo….
El camino… la senda y un suspiro en la memoria
Que te duele y que enarbola las cortinas
De un zaguán entre paredes
Sin las puertas con bisagras y el aceite
Que les falta…
Que me queda…
Que refleja la sonrisa y un atisbo de locura
Entre salinas de unos lloros que envilecen
La torpeza de los rectos… del pamplino
Atolondrado entre carteles de algoritmos
Que no entienden que suplico
Y si me sirvo de un respiro…
Una pausa… un respingo en la mañana
Que no llega y que si llega se estremece
Con la aurora que refleja tanto ahínco
Por verter la copa al vino y no al revés
Que me queda…
Si las metáforas se aplastan y sustraen con desventaja
La baraja y una carta que son siete, el rey de picas
La constancia, la berlina y unas ruedas desgastadas
Que no ahondan en la arena, al pasar de los caballos
Y una yegua que recula sin subirse al carromato
Que transporta cada asombro de milagros
Por doquier cuando se miran.
Que me queda…
Si al despiste y a la suma de los pares de un corneto
Por un euro se resisten las hogazas de una barra
Del maíz de las especias y un brújula robada
Al calor de los mastines que me ladran
Por las noches sin vergüenza, sin malicia
Sin la mundana realidad que me salpica
Y me amilana entre la almohada y un cojín
En el sofá que no se atienta, que se pervierte
Y me soslaya los vahídos  de un control
En una tecla que no duerme y me serena
Pero atrasa los relojes de las velas
Que me canta un tal Antonio
Cuando aquel a quien leía
Sonaba aún con mayor destreza.
Que me queda…
Con las palmas por delante, y los ratones
Que deleitan sus placeres con las telas
De unos trajes sin camisa, de los pantalones
Que retrepan al continuo espacio-tiempo
Y un vestigio… los traumas
Las Meninas…
Aquel perro que tumbado solo mira
A las estrellas y que recuerda entre los trazos
Que un velero atropellado solo sabe los “te quieros”
Y termina las faenas como puede…
Como dejan…
Como simple soliloquio entre una muerte
Acostumbrada y una pizca de memoria
En la recámara… en la guantera…
En los viajes que embelesan y encaminan
Con los vientos de otros lares…
La mestiza…
La ventresca de matices al decir
Sin decir lo que no digo…
Y de pesar… que en ocasiones…
Sin hablar… lo digo todo
Sin apenas decir nada

miércoles, 26 de agosto de 2015

"A la imperfección que me caracteriza"



A la imperfección que me caracteriza
Le imploro que no crezca más de la cuenta
Que se amarre en los puertos donde rebotan
Las defensas de la proa y se resista
A devenir en lo que quiera que se piensa
Que debo ser
Que se mantenga a flote, pero sin gritos
Con “auxilios” comedidos y trifulcas
Sin notoria asiduidad, que no pervierta
Mis baremos aun sabiendo que sin ellos
Solo soy un cascarón sin corazón
Y la coraza de oxidado mineral
Que no pregunte los por qués,
Los razonamientos que me llevan a esconderlas
Que se aguarde, que no ceda, pero esté
A sotavento y en lo opuesto de una idea
Que se cruza una y otra vez
Como la mosca cojonera que se ríe
De las violentas sacudidas de una mano
Enrabietada y sin viveza
Que no analice y sea testigo
De cuanto embate me lacere
Las pupilas segregando cada lágrima descalza
Que bifurca mi mejilla cuando aguanto
Los ladrillos de los perros de la noche
Que me perdone, por las imperfecciones
Que cometo contra ella y me desgranan
Las heridas que me hace y que la hago
Sin saber que solo ella es la causa, la razón
Y la salida

"Que se llama Soledad"



Algunas veces sueño y otras veces
Me voy por los tejados o a ras de suelo
Parafraseando al más grande
De los poetas callejeros

Algunas veces trato de cogerme
Y ni mi sombra se sostiene
Esquivando cada abrazo que voy dando
Con las prisas del “Velero”

Otras veces huyo al miedo
Y de milagro sobrevivo con las nieves
Y la oscura golondrina que no vuelve
Muriendo a manos de los hierros

Tantas veces averiguo
Que al abrigo del ombligo
Se apaciguan las cornisas
De suicidas sin viaducto

Casi siempre me desdigo
Y le borro en un suspiro
Los desvelos que no cesan
Ni me dejan rodear

En ocasiones lo recuento
Y me acuesto con lo puesto
Cuando miro, sin mirar
Cuando finjo que me duermo

"Que no estaba descansando"



Que no estaba descansando,
Ni siquiera, dejé de escribir
Solo sé que algunas veces
Vale más guardaser algo
Que enseñarlo todo
Y perecer.

Que no me había cansado
Que las ganas y los nervios
Esta terapia atolondrada
Que me sirve para
Conocerme no dejó
De sostener

Que siempre seguí rimando
Incluso al acostarme
En vela previo paso
Al mundo de Morfeo
Y sin reparos
Los remansos de cabilos
Me ayudaban
A dormir

Que no siempre es bueno
Mostrarse entero y desnudo
La careta ha de guardarse
De cuando en cuando
Solo un par de frases
Solo un par de versos
Solo aquellas cosas
Que solo quiero para mí